San Juan de la Cruz

INTRODUCCIÓN:

Al abordar la obra  de San Juan de la Cruz no habría que  perder de vista que estamos ante un místico, un hombre profundamente espiritual, y a la vez un extraordinario poeta: el poeta místico por antonomasia de la literatura española, el más eximio y el más breve de los exponentes de la lengua castellana en materia de poesía.

No es posible un conocimiento cabal de San Juan de la Cruz sin una lectura atenta de sus escritos, Este Carmelita ofrece un mensaje estimulante y seguro, válido para hoy como ayer.

I -PERFIL BIOGRÁFICO:

1) Nacimiento e infancia (1542-1551).

1542: Nace en Fontiveros (Ávila); es el tercer hijo, todos varones, del matrimonio de Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez.

1543: Su padre se enferma gravemente, no tardará en morir.

1545: Angustiada por la necesidad, su madre Catalina viaja con sus hijos a Torrijos y Gálvez (Toledo) a casa de unos tíos paternos, en demanda de ayuda, cosa que no recibió.

1546: Regresan a Fontiveros, madre e hijos.

1548: Se traslada la familia a Arévalo, buscando mejores medios de vida; en este tiempo muere Luis, hermano de Juan.

1551: Se registra un nuevo éxodo de la familia Yepes-Álvarez, huyendo de la pobreza, para instalarse en Medina del Campo.

2) Adolescencia y primeros estudios (1552-1563).

1552-57: Ingresa Juan, como interno, en el Colegio de la Doctrina de Medina; de esta manera inicia su formación intelectual. Ensaya, como aprendiz, diversos oficios; también asistía de acólito a la  Iglesia de la Magdalena.

1559: Inicia estudios de humanidades en el colegio de los Jesuitas.

3) Religioso carmelita (1563-1568).

1563: Finalizado los estudios, ingresa en el noviciado de los Carmelitas. Toma el hábito de la Orden con el nombre de Juan de Santo Matía. Profesa al año siguiente.

1567: Probablemente se ordena de sacerdote en el mes de julio, en Salamanca; y en el mes de agosto va a Medina del Campo para celebrar su primera Misa. En estos días tuvo lugar el encuentro con la Madre Teresa de Jesús, que acaba de fundar el convento de las Descalzas el día 15 de agosto. Queda comprometido con ella para iniciar la Reforma entre los frailes, vuelve a Salamanca hacia fines del año.

1568: Se matricula como teólogo en la Universidad de Salamanca; finalizado el mismo, vuelva a Medina, donde se encuentra otra vez con Teresa de Jesús, y, juntos preparan la primera fundación de Descalzos.

4) En el Carmelo Descalzo (1568-1578).

1568: A primeros de octubre parte para Duruelo, donde acondiciona la casa para el convento de Descalzos; éste se inaugura el 28 de noviembre, primer domingo de Adviento.

1569: Es nombrado superior y maestro de novicios de Duruelo; reciben  los descalzos la visita de la Madre Teresa.

1570: Se traslada la fundación de Duruelo a Mancera; sigue fray Juan de maestro de novicios y  en sus manos profesan los primeros Carmelitas Descalzos.

1571: En el mes de abril es destinado como Rector del nuevo colegio de Alcalá, recién fundado.

1572: Viaja a finales de mayo para Ávila, por haber sido nombrado confesor de la Encarnación, a ruegos de la Madre Teresa, que entonces ejercía el oficio de priora de este monasterio.

1577: Muere en mes de junio el Nuncio Ormaneto, gran velador de los Descalzos; ahora arrecia la persecución contra la reforma descalza. Se nombra a Juan Prior de Mancera; pero antes de marcharse a su nuevo destino, es apresado el día 12 de diciembre por los Calzados, conducido a Toledo, permanecerá allí cerca de nueve meses en la cárcel conventual.

5) Superior y fundador en Andalucía (1578-1588).

1578: A mediado de agosto Juan de la Cruz huye de la cárcel, refugiándose en el convento de las Descalzas de Toledo. Para el día 9 de octubre se encuentra en Almodóvar del Campo, asistiendo al Capítulo que allí celebran los Descalzos. Es nombrado superior del convento del Calvario (Jaén).

1579: A partir del mes de abril, comienza a prepararse la fundación de Baeza. Lo que motiva diferentes viajes de fray Juan a dicha ciudad: por fin se inaugura la misma el día 4 de junio. fiesta de la Trinidad, él se queda a vivir allí, donde es nombrado Rector; sigue atendiendo desde aquí a las monjas de Beas.

1580: Muere su madre Catalina Álvarez, en Medina del Campo.

1581: Se convoca para el 13 de marzo en Alcalá de Henares el inicio del Capítulo de separación de los Descalzos. Asiste fray Juan, venido desde Baeza, donde es elegido tercer definidor.

1582: Sale de Beas el día 13 de enero hacia Granada para realizar la fundación proyectada de monjas. A los pocos días toma posesión del priorato de los Mártires, que es el convento Descalzo de Granada. El día 4 de octubre muere en Alba de Tormes la Madre Teresa.

1585: Viaja a Lisboa, donde el día 11 de mayo comienza el Capítulo Provincial de los Descalzos, en el que sale elegido segundo definidor. Ante la ausencia del nuevo Provincial, el P. Doria, se interrumpe el Capítulo y regresa a Granada. Se reanuda el Capítulo Descalzo el día 7 de octubre en Pastrana. Es nombrado Vicario de Andalucía, con residencia en Granada.

6) En el gobierno general de la Orden (1588-1591).

1588: Viaja a Madrid, donde se abre el día 18 de junio el primer Capítulo General de la Reforma. Fray Juan es nombrado Superior de la casa de Segovia.

1590: Acude al Capítulo extraordinario de Madrid, que ha convocado el P. Doria.

7) El último despojo (1591).

1591: En el Definitorio del 25 de junio es destinado a Méjico, y marcha para Andalucía, tras pasar por Segovia, para ir preparando la expedición. Llega el día 10 de agosto a La Peñuela, enfermando al poco tiempo de unas “calenturillas”. En vista de la persistencia del mal, sale para Úbeda el día 28 de septiembre, lejos de mejorar , la enfermedad empeora, hasta hacerse mortal, mientras fray Juan sufre con una entereza admirable. En la noche del 13 al 14 de diciembre, sábado, muere en la ciudad de Úbeda.

1675: Es beatificado el día 25 de enero, por el Papa Clemente X.

1726: Es canonizado el día 27 de diciembre, por el Papa Benedicto XIII.

1926: Es declarado Doctor de la Iglesia el día 24 de agosto, por el Papa Pío XI.

II – ACTUALIDAD DE SU MENSAJE:

Un dato bien significativo de esa actualidad nos lo aporta la vida de algunos personajes de nuestro tiempo que se han proclamado fieles discípulos suyos, como Teresa de Liseux o Teresa Benedicta de la Cruz. Y lo que es más admirable aún, es que ese magisterio se extiende a otros campos diferentes de la espiritualidad, suscitando el interés de psicólogos, críticos literarios o filósofos, como Pascal,  Bergson, Theillard de Chardin, además de teólogos de diferentes tendencias, desde Hans urs Von Baltasar, como los protestantes Metz y Karl Bart, hasta Segundo Galilea, Gustavo Gutiérrez, y otros tantos, y por qué no mencionar aquí, en feliz memoria, a nuestro querido Papa Juan Pablo II, cuya admiración y respeto, hacia el Santo español, nunca ocultó.

Pero naturalmente, es en el campo propiamente dicho de la espiritualidad donde su magisterio resuena con mayor fuerza hasta llegar a convertirse en  un punto crítico de contraste y discernimiento de la bondad  de movimientos espirituales que surgen por doquier, desde el acercamiento a la mística y meditación oriental, hasta los carismáticos. Y en realidad, no podía ser de otra manera, ya que fray Juan se delata en su obra como un hombre enamorado de Dios, y admirador incondicional de su obra creadora. Y en particular del hombre, cuya capacidad de pensamiento dice que vale más que todo el mundo.

Doctor de la Iglesia.

Por eso nada tiene de extraño que la Iglesia, convencida de ese papel que tan bien cumple San Juan de la Cruz, de místico, maestro y mistagogo, le haya declarado y reconocido como Doctor. Lo hizo en  1926, reconociendo así la plena  y actual vigencia del magisterio que emana de su vida y de su obra, y  que ha quedado fielmente reconocido en sus escritos

No todas las páginas del Santo tienen, en mismo valor, ni son igualmente  orientativas  y magisteriales. Como lo son, de hecho, las que nos han llegado escritas sobre la vida teologal, que es el punto fuerte y más defendido de su espiritualidad. Y más en particular todavía, las que insisten   en la exigencia de la fe como  único y proporcionado medio que lleva al encuentro con Dios. Siempre, a través de Cristo, la Palabra definitiva del Padre; o por la necesidad de una purificación radical del hombre, a la que él  ha llamado Noches,  y cuyo misterio  y eficacia ha desentrañado como nadie, gracias, claro está, a la propia y profunda experiencia que él mismo  tuvo de esas noches y purificaciones. El símbolo de la Noche constituye, sin duda, su creación más original.

Y su doctrina sobre las Noches sigue siendo de permanente actualidad en nuestra hora, ya que no sólo es aplicable a la historia personal de cada hombre que  busca a Dios, sino a la Humanidad entera que sigue anhelando, desde sus angustias, incertidumbres y oscuridades, romper el silencio de Dios y sentirle vivo, pues se resiste a creer en los falsos profetas que anuncian su muerte.

Pero no es sólo el tema de Dios y del camino que conduce a Él lo que constituye la esencia y lo mejor del magisterio sanjuanista. Es también el misterio más íntimo del hombre lo que queda desentrañado e iluminado por el análisis sanjuanista y su mensaje. Y se trata del hombre real, lleno de debilidades y apetitos a los que se apega, pero llamado a llegar a la Unión  con Dios, a la que tiene derecho y debe aspirar como hijo de Dos que es. Con razón ha dicho, Juan Pablo II que  pocos como San Juan de la Cruz nos pueden ayudar a conocer el misterio del hombre. Razón de más  para que la Iglesia siga apoyándose en su magisterio, confirmando así su autenticidad y validez de su reconocido Doctorado.

III – LOS ESCRITOS:

Los escritos breves.

Aparte de las poesías, comprenden: Dichos de luz y amor, Cautelas, Aviso a un religioso, Monte de perfección  y, Cartas. Son frutos de su actividad como director espiritual y prolongación de su magisterio oral. Para hacerlo más eficaz y ajustado a las necesidades de cada uno, el santo va dejando sus “billetes” con algún pensamiento escrito. Ante la insistencia de las monjas de Beas, se decide a redactar de forma unitaria esos pensamientos, dando lugar así a los Dichos de luz y amo.

Las Obras Mayores.

Se denominan así las cuatro obras en prosa, que llevan por título: Subida del Monte Carmelo, Noche Oscura, Cántico Espiritual y Llama de amor viva. Las escribe todas ellas, prácticamente en su totalidad, durante su estancia en Granada, entre los años 1582-1586.

– Subida del Monte Carmelo.

La imagen Subida indica cómo el hombre invitado por Dios al encuentro, que tiene lugar en la cumbre  del monte, debe emprender el camino arduo, superando obstáculo, aligerando  la carga, quitándose de encima todo peso de egoísmo  y apegos que le puedan impedir el ascenso (S2.7,3).

Esta imagen de la subida o de la senda de la perfección, además, profundamente evangélica: es la puerta angosta y la senda estrecha de la vida eterna, que dice nuestro Señor; y es, sobre todo, el seguimiento incondicional de Cristo por el camino del amor y de la cruz. Así lo recalca el mismo Juan de la Cruz en el capítulo 7 del libro segundo de esta Obra (Subida).

Las tres virtudes teologales son el eje estructural de Subida y la raíz de su dinámica. En torno a ellas gira toda la labor purificativa y unitiva, sensitiva y espiritual, según las tres potencias: entendimiento, memoria y voluntad. Aunque en realidad no son las potencias, sino es el hombre entero el que se purifica y se une a Dios por las virtudes teologales.

La exigencia ascética entra en el contexto teologal y cristológico como respuesta a la comunión ofrecida e iniciada por Dios y a la llamada del seguimiento de Jesús. La ascesis, la negación sanjuanista, la renuencia a los apetitos, la desnudez y pobreza, su doctrina de las “nadas”, son elementos esenciales en el camino hacia la  unión.

Por la fe el hombre trasciende su capacidad natural de conocer y acoge a Dios tal como es en sí y tal como se manifiesta en la historia de salvación, de forma desconcertante y humanamente incomprensible (cf. S2.4,4).

Por la esperanza se despoja la memoria –facultad eminentemente posesiva- de todo recuerdo agradable o desagradable  del pasado, que se traduce en sentimiento o apegos desordenados a personas, cosas o acontecimientos vividos, que impiden al hombre abrirse en esperanza a la acción salvadora divina (cf. S3. 11,1; 15,1).

Por la caridad el hombree renuncia a todo los gustos y consuelos para servir a Dios con “todo su caudal”, es decir, para amarle con “toda su fortaleza” (cf. S3. 16,2), evitando que ésta se disperse y debilite en los bienes creados: temporales, sensuales, morales, sobrenaturales y espirituales (cf. S3. 18-45). Esta desviación del amor la llama Juan de la Cruz “apetitos desordenados”.

El proyecto teologal no es negación de cosas, sino negación de la relación afectivamente desordenada con ellas (apetito). Es una forma de comunión personal a nivel más profundo.

– Noche Oscura.

Noche (1586) es prolongación de Subida (1585). Describe la experiencia dolorosa de la noche “pasiva” del sentido y del espíritu, que el autor se había propuesto tratar en Subida, pero ésta sigue un desarrollo que se aparta de lo programado. Por eso aborda ahora el tema.

Desde el punto de vista redaccional, el esquema de Noche es también distinto. Sigue el comentario al poema “En una noche oscura”, como se había propuesto en el prólogo de Subida, pero que al fin no lo hizo. Se dispone a hacerlo, comentando el poema, declarando estrofa por estrofa y verso por verso. Hay, no obstante, un esquema subyacente en los dos libros de la Noche, que sigue estos puntos:

1)       Necesidad de la Noche (N1. 2-7; N2. 2-3).

2)       Experiencia purificadora (N1. 8-11; N2. 4-10).

3)       Frutos y propiedades de la Noche (N1. 12-14; N2. 11-25).

Destaca por su importancia el segundo punto, que es la descripción de la experiencia dolorosa tanto de la noche del sentido (N1. 8-11), como del espíritu (N2. 4-10). Son los capítulos centrales de la obra.

-  Cántico Espiritual.

El Cántico Espiritual nace como poema en la cárcel de Toledo, donde compuso 31 estrofas. El resto de las estrofas y su comentario se lleva a cabo en Granada en 1584, a petición de Ana de Jesús, priora de las Carmelitas, a quien se lo dedica. Juan de la Cruz no debió quedar muy satisfecho de esta primera redacción (Cántico A). La relee, la retoca e introduce notables modificaciones, dando lugar a una segunda redacción (Cántico B).

El tema del Cántico es el amor en crecimiento, que brota del hombre, al sentirse amado por Dios, y proyecta sus ansias hasta la meta final de la unión y encuentro con él. Es el trazado más  completo del camino hacia la unión. El desarrollo de la temática, según los autores especializados

              I.       Búsqueda ansiosa: A raíz de una vista del esposo (Cristo) se produce el arranque inicial y búsqueda ansiosa de Dios por todas las mediaciones (1-12).

           II.       Encuentro de amor: El Esposo se manifiesta, iniciando una convivencia turbada aún por impedimentos exteriores e interiores (13-21).

         III.       Unión plena: Es la donación mutua y total, presentada sucesivamente en fases de comunión, intimidad, colaboración, evocación de vivencias anteriores  y de misterios divinos a la nueva luz (22-35).

        IV.       Aspiración gloriosa: Se abren nuevas perspectivas del amor en esperanza de gloria, y todo parece desde ahora ponerse de nuevo en movimiento (36-40).

Desde el punto de vista teológico-espiritual, el ritmo de búsqueda y unión es la progresiva transformación en Cristo, por la fuerza del Espíritu Santo, hasta la plena participación del misterio trinitario por la inhabitación de las personas divinas. San Juan de la Cruz explica esta realidad central de la revelación y de la vida cristiana, a la luz de las enseñanzas paulinas.

 – Llama de amor viva (tiene tan solo cuatro estrofas).

Llama de amor viva es un poema y comentario escrito en quince días en el año 1586, a petición de Doña Ana de Peñalosa, bajo el impulso de una fuerte experiencia mística y de un arranque de inspiración lírica, que funde en un poema y comentario. De las obras escritas en prosa, es la de mayor ardor místico y poético.

Después del Cántico espiritual, parecen imposibles nuevas experiencias, nueva doctrina y nuevas formas de expresión. Pero San Juan de la Cruz tiene el arte de empezar, “donde los más aventajados escritores de ella (de la mística) parece acaban” (Jerónimo de San José).

Esta obra (Llama) no introduce un nuevo estadio en la vida espiritual, distinto del descrito en Cántico en la unión y transformación plena. Se mueve enteramente en ese mismo campo. Sin embargo, toda la obra está penetrada de un dinamismo incontenible, que es el del amor en pleno ejercicio: “El amor nunca está ocioso, sino en continuo movimiento, como la llama está echando siempre llamaradas acá y allá” (Ll. 1,8).

El Cántico tiene 40 estrofas. Quiere decir que las 9 restantes estrofas las compuso en otro momento (Granada).

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