Introducción a Santa Teresa de Jesús

SOBRE SU FAMILIA:

Hasta no hace mucho tiempo se defendía la pertenencia de la Santa a una familia de hidalgos con gran raigambre en la cristiandad. Parecería descabellada la idea de pensar que Teresa de Cepeda no procediese de un hogar cristiano desde sus orígenes. Desde el año 1929 América Castro, en una obra suya deja caer la sospecha de que la santa escribía al estilo de los judeoconversos.

Con el paso del tiempo se descubre que esto era cierto. En los antepasados paternos de Teresa llegamos a Toledo, allí nos encontramos con un mercader adinerado que se dedicaba a la recaudación de impuestos de carácter civil y religioso. Persona influyente y conocida, pero hubo de abandonar la ciudad imperial hacia 1592. La razón la encontramos en la llegada a Toledo de los inquisidores y promulgación de un edicto de gracia para todos aquellos que fuesen judaizantes (que hubieran abandonado las doctrinas judías).

En 1585 el abuelo de Santa Teresa, Don Juan, decidió confesar serlo, antes de ser denunciado como sospechoso y así atenerse al edicto de gracia, pues de lo contrario podría recibir peor castigo. Pero eso podía traerle problemas a su familia y a su ‘honra’. Así que decide trasladarse a otra ciudad, Ávila. Cambiará su apellido y poco a poco se irá disimulando su ascendencia judía.

Con lo expuesto tenemos que concluir que la ascendencia judía de Teresa tuvo que influir sin duda en su existencia. La mentalidad de la época hizo que ella guardara el secreto de su linaje familiar. En curioso que ella hablará en sus obras de moros, protestantes, pero nunca de judíos.

SU REALIDAD FAMILIAR:

Nace en Ávila el 28 de marzo de 1515, en el seno del matrimonio formador por don Alonso Sánchez de Cepeda y doña Beatriz de Ahumada. Su padre era hombre virtuoso y su madre igualmente será de convicciones cristianas profundas, para ella además será una amiga.

VIDA DE FAMILIA (1515-1535)

Cuando escribe sobre su familia deliberadamente omite la condición social, ni hace alusión a su hidalguía. Lo único que dice es que nació de padres buenos y virtuosos, y que eran buenos cristianos, temerosos de Dios. Tuvo 12 hermanos y los padres se preocuparon de su formación: les enseñaban a leer y escribir y tenía su padre buenos libros.

El ambiente familiar: es muy sacralizado, en casa se vive como en un convento. Se lee la vida de los Santos, se reza el Rosario todos los días… Estas lecturas penetrarán en su corazón de niña y querrá hacer ella otro tanto, dar la vida por Cristo como aquellos héroes que decían las lecturas y planea con su hermano Rodrigo marchar a tierra de moros a dar su vida por Cristo… al fracasar ese plan se dedicará con su hermano a hacer ermitas y pensar que cielo e infierno son para siempre, siempre, siempre.

Después de la muerte de su madre cuando ella tenía 13 años, y el matrimonio de su hermana, así como el ver que sus hermanos se iban uno detrás de otro para América; es cuando su padre la interna como pupila en el monasterio de Santa María de Gracia. Allí empieza a surgir el germen de la vocación religiosa, sobre todo ante el ejemplo de su maestra María de Briceño, aunque al principio no quería saber nada de ser monja.

Cae enferma en 1933 y tiene que dejar el monasterio. Se va donde su hermana la casada que vivía en un pueblo de Ávila: Castellanos de la Cañada. De camino se detiene en Hortigosa donde vive su tío don Pedro. El le pide que lea algunos libros y ella empieza a tener el placer de leer libros espirituales.

Retorna a su casa y decide entrar al monasterio de la Encarnación. Su padre se oponía a ello, pero ella abandona clandestinamente el hogar e ingresa en dicho monasterio el 2 de noviembre de 1535.

CARMELITA EN LA ENCARNACION (1535-1562)

Ingresa como postulante en el monasterio de La Encarnación de su ciudad, el 2 de noviembre de 1535. El mismo día del año siguiente toma el hábito del Carmelo y hace su noviciado. Hace su profesión el 3 de noviembre de 1537, a los 22 años de edad. Al poco tiempo, el cambio de vida y de alimentación, además de otras penitencias y sufrimientos la pusieron gravemente enferma (1538).

Para reparar sus fuerzas tiene que abandonar el monasterio en compañía de su amiga religiosa como ella, Juan Suárez. Se traslada a Becedas donde hay una famosa curandera, que casi acaba con ella. Se empeora y regresa a Ávila peor de lo que había ido. En 1539, en agosto, tiene un paroxismo que hace que la den por muerta.

Superado éste e imposibilitada decide volver a la Encarnación y allí permanece los tres años siguientes tullida. Tiempo en que profundizar en la oración, incluso se le enseña a su padre y a otras personas.

Mejora su cuerpo, pero comienza a empeorar su espíritu, comienza a dejar la oración. En 1542 después de la muerte de su padre se encontrará con el P. Vicente Barrón que la pide vuelva a la oración.

Con sus altibajos llegará hasta 1554 en que tiene lugar su definitiva segunda conversión ante la imagen de un Cristo muy llagado. Comenzará su transformación interior y sus gracias místicas y con ello el desfile de confesores y la crítica de amigos y extraños.

En 1560 tiene la famosa visión del infierno y otra serie de gracias místicas que le llevarán a ir formando en su celda un pequeño cenáculo de amigas que desean mayor perfección; va surgiendo la idea de un convento al estilo de las ‘descalzas’ y se va vislumbrando la fundación del monasterio de San José. Empieza a trabajar en el proyecto, compra la casa donde lleva a vivir a su hermana Juan y a su cuñado y comienzan las obras de adaptación. Mientras tanto ella por obediencia tiene que ir a Toledo a consolar a una dama, Doña Luisa de la Cerda.

FUNDADORA DE LA NUEVA FAMILIA DEL CARMELO (1562-1582)

El 24 de Agosto se oye el repique de una campana, es la del nuevo monasterio de San José, fuera de los muros de la ciudad. Ávila se sobresalta, pues ya tiene demasiados monasterios y tener que ‘alimentar’ a otro no quería la ciudad. El monasterio de La Encarnación también se revuelve y exigen la presencia de Teresa.

Teresa no deseaba en un primer momento fundar varios conventos. Solamente busca con su grupo salvar a las almas, participar profundamente en la Iglesia por medio de la oración, la fraternidad, el vivir con la mayor perfección posible la llamada que Dios la hizo a vivir en la Orden del Carmen y la Regla que había abrazado.

Será más tarde, con la visita del P. Rubeo, Prior General de la Orden, cuando aparezca en su horizonte la vocación de fundadora de monasterios y propagar su ideal. También esta situación le haré caer en la cuenta de la necesidad de frailes que compartan este mismo ideal, y buscará el que haya carmelitas contemplativos o descalzos.

Como hemos visto este movimiento tiene su génesis en estos momento, y es fruto de una profunda conversión interior, de su trato íntimo con Dios, de su contacto con personas espirituales. Su vocación podría definirse como una vocación eclesial y carmelitana, vocación contemplativa y misionera, vocación de defensora de la fe y de amor a Cristo, y desde Cristo a todos los hermanos,

Hay que decir que al comienza este proyecto es todavía difuso, inconcreto en muchas cosas, pero que se irá materializando y perfeccionado con la experiencia y por su propia dinámica interna. Teresa va a ir fundando palomarcitos hasta el final de sus días y junto con ello será la creadora de un nuevo carisma que irá enriqueciendo el viejo y añoso del Carmen.

Su muerte tuvo lugar en Alba de Tormes (Salamanca) el 4 de octubre de 1582. Tras una existencia llena de pruebas y adversidades, que no medraron el ánimo animoso de Teresa, nos dejó una estela de santidad y un carisma.

GLORIFICACION POSTERIOR:

En 1591 comienza el proceso informativo en Alba y Salamanca. En los años siguientes tanto Felipe II, como el resto de la nobleza española pidieron al Papa la beatificación de la Santa.

Paulo V el día 24 de Abril reconoció a la madre Teresa de Jesús entre el número de beatos. La canonización fue llevada a cabo por Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, el mismo día fueron canonizados Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Felipe Neri e Isidro Labrador.

En 1970 el papa Pablo VI, la nombra primera doctora de la Iglesia, junto con santa Catalina de Siena.

SANTA TERESA ESCRITORA

Aun cuando ya nos hayamos acostumbrando a contemplar a Santa Teresa como escritora, no deja de extrañarnos su caso: una mujer del siglo XVI, que se prodiga como escritora; y por si fuera poco, sobre cosas de alta mística.

Por otra parte ella es una escritora un tanto tardía; sólo el último tercio de su vida es el fecundo en este campo. Escritora ocasional, forzada por las circunstancias y proceso místico, así como por sus confesores.

Escribe de modo autobiográfico y doctrinal.

LIBRO DE LA VIDA:

El libro de la Vida le escribió Teresa para un grupo de amigos íntimos, confesores y discípulos. Nació como fruto de la obediencia a los confesores que le pedían cuenta acerca de sus experiencias sobrenaturales. Es un canto de las maravillas de Dios en su vida. Más que una autobiografía es una relación de su vida interior, de sus experiencias místicas.

En 1562 la Santa en la ciudad de Toledo, en casa de Doña Luisa de la Cerda, se encuentra con el P. García de Toledo. No se había apagado el fuego de la persecución; ni habían desaparecido los recelos contra ella, ni las sospechas de su proceder en la vida de oración. Este Padre le aconsejó que pusiera por escrito la historia de su vida, y que refiriera con detalle todas las maravillas que el Señor había obrado en su alma.

Ella obedeció, y antes de regresar a Ávila, en Junio de aquel mismo año, ya tenía concluida la redacción completa, que entregó al mismo P. García de Toledo. Se lo entregó sin distinción de capítulos, ni divisiones, ni temáticas.

Finalmente unos años después a instancias del inquisidor Francisco de soto de Salazar, lo vuelve a escribir, hacia 1565. Concluyó la obra, que le entregó a Juan de Ávila, para que la revisase, y éste dio un juicio favorable.

En este libro aparece su mundo interior, pero también sus circunstancias. A pesar de ser intencionadamente un relato anónimo, se transparenta a través de sus páginas todo el mundo suyo y la historia del siglo XVI.

La obra, en principio, fue un libro secreto, ya que la autora lo redactó únicamente para sus confesores, y directores espirituales. Pero muy pronto dejó de serlo hasta llegar a la Inquisición que lo tuvo durante doce años. Poco después de morir la santa, las copias se fueron multiplicando, desde luego en los conventos teresiano, pero también fuera de ellos. Hasta que se imprimió en Salamanca el año 1588. Lo hizo el agustino Fr. Luis de León, profesor de la universidad y gran admirador de la Madre.

Concluida la impresión, el rey Felipe II dio orden de que el autógrafo fuera depositado en la Biblioteca del Monasterio del Escorial, donde permanece en la actualidad.

CAMINO DE PERFECCION:

Cronológicamente es la obra que sigue al libro de la Vida. Temáticamente se sitúa en conexión con el primer libro, pero en éste hace otra lectura de hecho espiritual, situándose más en los primeros compases de la vida de oración.

El Camino de P. es quizá es libro más conocido y asequible de la Santa. Por su carácter pedagógico de introducción a la oración, por la ausencia de páginas místicas, por su doctrina evangélica, parece el más adecuado para acercarse a la vivencia de Teresa.

Historia de la Redacción del Libro:

Cuando terminó la redacción de su primer libro, tal vez pensó que su pluma iba a entrar en un reposo indefinido. Sin embargo había nacido una escritora. La fascinación que ejercía hablando, la produjo también escribiendo; y se multiplicaron las presiones de ruegos y mandatos, tanto de amigos y confesores como del grupo de las primeras seguidoras de la Madre, las carmelitas descalzas del monasterio de San José

Camino de Perfección nació de un mandato y de ‘importunar’. Redactado y usado por primera vez para las tres monjas de san José, a petición de ellas y por habérselo mandado el confeso, P. Domingo Báñez, OP. Tenemos dos redacciones. La primera pertenece a los años 1565-1566; la segunda está escrita en los años 1567-1569.

Camino surge de la necesidad de la comunidad de conocer y vivir el espíritu que las congrega. Y como necesidad de la Madre de hacerlas partícipes de su carisma de fundadora. Y se presenta como un eco, una recopilación del diálogo intracomunitario de la palabra de iniciación en el modo de proceder, que Teresa pronuncia con frecuencia. Consignación escrita de la palabra hablada: “Muchas veces os digo, hermanas, y ahora lo quiero dejar escrito aquí, porque no se olvide” (CP 13,1).

Esto explica el carácter coloquial de la redacción.

LIBRO DE LAS MORADAS O CASTILLO INTERIOR:

Es, sin duda, la obra cumbre de la Santa, una de las más grandes creaciones de la literatura universal, es el fruto madura de su vida espiritual, de su magisterio y de su visión, de la vida cristiana integral. Escrita en la madurez de los sesenta y dos años, en la cúspide ya de la vida mística.

Este libro es como la síntesis de su vida espiritual reducida a símbolo y camino, es la última gran obra que escribe, la más sublime y nunca bastante ponderada.

Teresa en la madurez de su vida espiritual, en plena posesión de las ideas-eje de su experiencia oracional, y con un dominio extraordinario de la pluma, logra una obra maestra. Según ella, una joya que muchas ventajas al libro de la Vida. El tiempo ha dado la razón a la Santa. Este libro recoge toda su experiencia y toda su doctrina.

El libro de las Moradas o Castillo Interior fue escrito por la Santa Madre por mandato de su confesor, el P. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios. Se lo pidió un 28 de mayo del año 1577, cinco años antes de su muerte.

Cinco días después, día 2 de Junio, fiesta de la Santísima Trinidad, comenzaba a escribirlo, como ella misma dice en el prólogo (#3). El día 29 de Noviembre del mismo año ya lo tenía terminado. Le costó mucho, como ella dice en el Prólogo.

En este libro la autora presenta el misterio de la vida cristiana que en parte es inefable. No se puede expresar o no podemos hacerlo de forma adecuada con simples conceptos. La Santa tiene plena conciencia de ello y por eso va a tener que utilizar los símbolos. Los místicos cristianos recurren con frecuencia a los símbolos para expresar mejor lo que quieren decir.

Hay un símbolo estructural y unitario que cubre todo el libro: es el símbolo del castillo interior y luminoso donde habita Dios. Pero a lo largo del libro va presentando otros variados símbolos. Ella comienza presentando el tema del Castillo y de las muchas moradas (IM 1,1).

LIBRO DE LAS FUNDACIONES:

Es el más natural y espontáneo. Quizá también el más delicioso, de los escritos mayores. Lo fue escribiendo a ratos perdidos a lo largo de su vida, en los años más activos de su existencia.

En las fundaciones vemos plasmada su gran personalidad y su vida real. Es la historia de los conventos por ella fundados, menos el de San José de Ávila que quedó narrado en el libro de la Vida.

A lo largo del libro se van desgranando mil datos y alusiones que van más allá de la sencilla crónica doméstica para dejar traslucir: el ambiente de una Orden religiosa reformada, de la Iglesia y de la sociedad española de su época.

El libro de las Fundaciones fue escrito, como los anteriores, por mandato de sus confesores. En este caso se trata del P. Jerónimo Ripalda. La ocasión última fue la lectura del libro de la Vida c. 32, en que narra la fundación de San José de Ávila (lo escribe en F. Pról. 2).

Comenzó a escribir el año 1573 como ella misma dice y lo terminó el año 1582, el mismo en que murió. Acaba la redacción de la fundación de Burgos, pone un capitulo, que en algunas ediciones consta como el 32, donde narra el paso de la jurisdicción del misterio de San José de Ávila, del Obispo a la Orden.

Los originales se encuentran en la Biblioteca del monasterio del Escorial. Al igual que con los otros libros, de éste, también se sacaron copias. En la edición príncipe de las obras de la Santa de 1588 no aparece el libro de las Fundaciones. Se imprimió por primera vez en Bruselas, gracias a las diligencias de la M. Ana de Jesús y del P. Gracián en 1610 con este titulo: Libro de las Fundaciones de las hermanas descalzas carmelitas, que escribió la Madre Fundadora Teresa de Jesús.

Es un libro de carácter histórico, salpicado de anécdotas, curiosidades, así como algunos momentos ‘doctrinales’, y naturalmente de un inestimable valor. ¿Dónde podían encontrar los conventos mejor historiador que en la persona que los fundó?

No es solamente un libro de crónica de fundaciones de conventos, sino también tiene algunos puntos doctrinales.

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