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EL PRADO

Fecha de fundación 26 de octubre de 1912

Historia

La licencia diocesana de fundación “in scriptis” (26.10.1912).

Aunque se viene afirmando que el permiso de fundación se dio el 24 de marzo de 1913, lunes de Pascua, víspera de la Purificación de la Sma. Virgen (¡vaya fecha!), hay que afirmar que eso tuvo lugar el 26 de octubre del año anterior. En marzo de 1913 Mons. Isasa concedió permiso para “trasladar la ubicación de la misma del Reducto al Prado”.

Quien contribuyó de manera decisiva a conseguir esa licencia de fundación canónica “in scriptis” fue el Padre José Gamba, el Inspector de los Salesianos, cuya amistad con el P. Constancio y cariño a la Orden del Carmen nos son ya conocidos.

El Párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores del barrio El Reducto, don Antonio d´Elía, había ofrecido al P.Gamba un terreno dentro de los límites de su parroquia para que estableciese allí alguna de sus obras… El P. Gamba, que estaba muy al tanto de las dificultades que agobiaban a su amigo el Carmelita, sugirió generosamente al Párroco regalase ese terreno al P. Constancio para la fundación que andaba procurando, y don Antonio D´Elía accedió. Ya el 14 de septiembre de 1912 escribía el P. Constancio al Provincial P. Valentín: “Debo comunicar a V.R. que me ofrecen un terreno que tiene metros mil seiscientos, esquina a dos calles: Porongos y San Eugenio, en la parroquia que llaman del Reducto. Este terreno lo compraron para hacer una iglesia que sirviera de ayuda a la parroquia y ahora me lo ofrecen a mí regalado. Tiene 27 metros de frente y 53 de fondo. Está a dos cuadras de una de las avenidas principales…”.

El mismo P. Gamba intercedió ante el Sr. Obispo, en el que ejercía grande influencia, para que autorizase la fundación de los Carmelitas… El caso es que en la misma fecha en que el P. Constancio hacía la solicitud formal a Mons. Isasa de una fundación carmelita en Montevideo (el 19 de octubre), don Antonio D´Elía ofrecía al P. Constancio por escrito el terreno propiedad suya, declinado en su favor por el Inspector Salesiano, con estas palabras:

“En esta mi Parroquia y en las inmediaciones de Villa Muñoz, entre San Eugenio y Porongos, yo tengo un terreno con un área aproximada de mil seiscientos metros. Este terreno fue donado a la Parroquia por el Dr. Alejandro Gallinal, para fundar una Capilla en aquel paraje. Yo, considerando que la fundación de una nueva Casa Religiosa en mi Parroquia es un bien inmenso para la misma, con el mayor gusto pongo a disposición de V.R. dicho terreno, siempre que la Curia Eclesiástica, como autoridad superior, y el Dr. Gallinal, como ilustre y generoso donante, no opongan dificultades a mi ofrecimiento”.

Apoyado, pues, por este generoso documento firmado por don Antonio D´Elía y respaldado (lo sabía muy bien) por el Salesiano, al que llamaba “carmelita in passione”, el P. Constancio, con la misma fecha de 19 de Octubre, dirigió a Mons. Isasa la siguiente solicitud:

“Ilmo. y Rmo. Señor:

“El que suscribe, P. Constancio del S. C. de Jesús, Carmelita Descalzo, en nombre del General de su Orden Fr. Ezequiel del S. C. de Jesús, humildemente pide a V. Ilma. Rma. (sic) el debido permiso según derecho para fundar una casa de la Orden en la Ciudad de Montevideo.

“Gracia que espero conseguir de su bondad, para poder trabajar por el bien de las almas.

“Dios guarde a V. Ilma. Rma. muchos años para el bien de la Arquidiócesis que tan dignamente gobierna”.

 Al P. Ezequiel le escribe en esta misma fecha: “Supongo recibiría mi última, donde le decía me regalaban un terreno. Hoy sólo le anuncio que tengo casi por seguro que uno de estos días tal vez consiga la autorización oficial del Obispo para que podamos fundar”.

En efecto, Mons. Ricardo Isasa expidió la licencia de fundación el 26 de octubre de 1912, que reza así:

"Montevideo, 26 de octubre de 1912.

"Por nuestra parte, en cuanto haya lugar en derecho, de acuerdo con el Sr. Cura del Reducto y con las cautelas que las circunstancias aconsejan, damos nuestro permiso para la fundación de una Casa y Capilla en la jurisdicción del Reducto, que propone el Rvdo. P. Constancio del S. Corazón de Jesús, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, y hacemos votos por la realización de su proyecto, que no dudamos cederá en beneficio y provecho de las almas.

"Tómese razón en el libro de la Curia Eclesiástica y comuníquese por nota al recurrente.

+ Ricardo, Obispo de Anemunio, Administrador Apostólico"

En este breve rescripto Mons. Isasa se retrata de cuerpo entero: con su aprecio por el P. Constancio y su Orden, que tanto bien estaba haciendo ya en la diócesis, y con su miedo a una reacción negativa de los gobernantes. Hágase, sí, pero "con las cautelas que las circunstancias aconsejan”.

El mismo P. Constancio le cuenta al P. General, en carta del 5 de noviembre, cómo se dieron las cosas: “Paso a comunicarle que la Sta. Madre, durante su mes de octubre, ha vencido muchas de las dificultades que se presentan para esta fundación, y con gran sorpresa de los que saben cómo esto se encuentra, he conseguido del Sr. Obispo la licencia “in scriptis” y según derecho para que podamos fundar. Hice la petición formal por los días de la Santa; después el Obispo me invitó a tomar te en su casa, pero la contestación oficial (aunque firmada el 26) no la dieron hasta el 31 de octubre y después de llevar yo mismo a la Curia la contestación favorable, escrita por mano y letra del mismo Sr. Obispo. Aún han querido trastornarlo, pero no lo han conseguido. Sólo han variado alguna cosa accidental, señalándome para la fundación el radio de la Parroquia donde me regalan el terreno. Yo no quería que hubieran concretado, pero no puede salir todo a medida de nuestros deseos”. Y a continuación ofrece al P. General el fruto de sus esfuerzos: “Creo que ésta era la comisión que se me había encomendado y la que me parece haber cumplido. Ahora déjeme ir a descansar al Monte Carmelo”.

Al P. Valentín Provincial le añade: “En la Curia han querido deshacer la cosa, pero no les ha sido posible, porque di el paso en terreno muy firme, llevando yo mismo la autorización del Obispo; y aun así me la han cambiado un poco de cómo el Obispo lo había puesto, obligándole a hacer una segunda autorización para añadir dos palabras… Yo pedí en general y ellos han concretado en el radio de la parroquia donde regalan el terreno. Por de pronto, el que me lo regala ya me ha autorizado para que lo venda, si quiero, y compre en otro punto, si me conviene"

Podía estar contento el P. Constancio y escribirle al P. General satisfecho y retador: “Los que han dicho y cacareado que yo estoy aquí perdiendo el tiempo y otras cosas que no son para poner en el papel, ¿qué dirán ahora cuando se les pueda presentar un terreno regalado y una licencia conseguida en las críticas circunstancias por que esta República esta pasando? Hay que levantar el corazón al Cielo y poner la confianza en Dios…”

P. Julio Félix Barco. Historia del Carmen descalzo  en Uruguay. (manuscrito en vías de publicación)

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