martes, 30 de abril de 2024

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Superior Provincial



¡Bienvenidos!

¡Bienvenidos, amigos jóvenes, de Uruguay y Ecuador! ¡Bienvenidos! Con inmenso gozo les recibimos en Burgos, en la casa de la Virgen del Carmen.

 

Empujados por el Espíritu, han iniciado ustedes esta hermosa aventura de la Jornada Mundial de la Juventud. Han salido de sus casas y países, han dejado sus seguridades, dispuestos a encontrar en el camino al que es el Camino, la Verdad y la Vida.

 

Para ir a esas tierras no sabidas pero fascinantes, que nos ha prometido nuestro Dios, ustedes se han arriesgado a entrar en tierras desconocidas, a cruzar parajes nuevos. Así hizo María, así hizo José su esposo, así lo hicieron Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Estamos seguros de que no quedarán defraudados, porque Dios es muy buen pagador.

 

Los carmelitas de Burgos, en nuestra tienda de encuentro, bajo la encina de Mambré, les acogemos como peregrinos de Dios, que traen vida, ilusión, sed por encontrar a Jesús. Y al acogerles a ustedes, acogemos también a las gentes de Ecuador y Uruguay, de quienes traen los gozos y las esperanzas, los dolores y búsquedas, la fe viva de tantas comunidades cristianas: Carrasco, Guayaquil, Cuenca, Quito, Sucumbíos. Mientras les ofrecemos nuestra amistad, escucharemos sus cantos y sus relatos de vida. Gracias por venir y alentar nuestra esperanza.

 

Sabemos que lo que les mueve en esta peregrinación es el deseo de encontrarse con Cristo, y hacerlo junto a miles de jóvenes venidos de muchos países y ante el Papa Benedicto XVI. Con mucho gusto nos unimos a ustedes, cantando al unísono, con Juan de la Cruz: “Vámonos a ver en tu hermosura, al monte y al collado, do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura”.

 

Cristo les saluda con la alegría y les da nombres nuevos y sentidos nuevos para la vida, no solo para la ustedes sino para la vida de otros muchos. Cuando un joven dice sí a Cristo, a los árboles viejos de la humanidad, les nacen hojas verdes. Fíense de Cristo, el que no quita nada y lo da todo, porque nada es imposible para Él. Ya que ustedes quieren ser libres, mírenle a Él y encontrarán la raíz de la libertad. Ya que ustedes desean vivir, déjenle entrar en el corazón y les hará gustar la vida que no tiene finales. Ya que ustedes quieren buscar sentido a la vida, afírmense en Él. Díganle sí a Cristo; todos nosotros necesitamos su sí. Díganle sí, que hay una felicidad muy grande en el humilde don de la persona.

 

Imaginen, junto a los jóvenes, una nueva humanidad, que dé respuesta a la peregrinación incansable de los pueblos de la tierra en busca de la verdad, de la justicia, de la paz. Nosotros esperamos con alegría y expectación sus respuestas, sus propuestas.

 

Muchos de los carmelitas que están en esta comunidad de Burgos han dedicado muchos años de sus vidas a sembrar el Evangelio en las tierras de Ecuador y de Uruguay. Ustedes son fruto de muchas siembras. Ustedes son un signo de la novedad inenarrable del Reino, son luz en medio de la noche, son una canción y una esperanza.   

 

Gracias por venir. ¡Bienvenidos!




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