A Enrique y hermanos de México… Desde que hace años el P. Camilo se hizo presente en nuestra vida con la frescura y belleza de su mensaje, siempre le hemos sentido cercano a nosotros. En estos últimos meses, desde el respeto profundo al misterio de la muerte y de la vida, le hemos acompañado con nuestra oración, rastreando noticias acerca de su estado de salud, repitiendo su nombre en nuestras conversaciones. Ahora, al levantar los ojos para mirar al Crucificado, vemos junto a Él a nuestro hermano Camilo, participando de su muerte y resurrección. Le estamos inmensamente agradecidos. En él, nuestro Dios nos ha bendecido, nos ha acompañado, nos ha enriquecido con la sabiduría de sus palabras e intuiciones carismáticas. Seguiremos poniendo nuestros pies en sus huellas, sabiendo que su camino lleva a Jesús, sus palabras tienen el deseo de la verdad y de la fidelidad creativa. Con su muerte perdemos-ganamos a un hermano. Ahora, cruzará toda frontera y se hará presente en cada carmelita, hombre o mujer, religioso o laico, para alentarnos en estos tiempos de vuelta a lo esencial, sin miedo para dejar todo lastre, decididos para abrazar al Dios que hace maravillas en su inagotable novedad, comprometidos siempre con la causa del ser humano. Los que formamos la Provincia de Burgos nos unimos a la Provincia de México y a toda la Orden en la Pascua de nuestro querido hermano Camilo, que nos sirvió en el camino. Un fuerte abrazo para ti de parte de todos nosotros. Pedro y hermanos.