“Gonzalo se nos fue; al cielo”, como Jesús. Y –como él- nos deja “mirando al cielo”, donde está sentado a la derecha del Padre; con Jesús.
Pero a todos los que quedamos de luto por su partida, “no nos deja huérfanos” (¡es incapaz de hacerlo!), y “nos envía desde el Padre Su Promesa: el Espíritu de la Verdad”, por la que tanto padeció en esta tierra.
¡Qué fuerte y que consolador -y desolador al mismo tiempo- ha sido celebrar la liturgia de la Ascensión teniendo su Pascua como telón de fondo! Decirle a él y a Jesús –simultáneamente- las mismas palabras y expresar los mismos sentimientos. Y contemplarlo a Gonzalo alcanzar la “estatura” de Cristo.
Documentación: docTestimonios sobre MonsGonzalo2016 publicados.doc
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